

Adicciones comportamentales. Entrevista con Ignacio Civeira
¿Qué son las adicciones comportamentales? ¿Son algo pasajero o son un problema de salud mental? ¿Qué señales de alarma deberíamos tener en cuenta para detectarlas en adolescentes? Despejamos estas dudas y muchas más con Ignacio Civeira, psiquiatra infantil y juvenil en AdCom, Centro de adicciones comportamentales de la Comunidad de Madrid en el Hospital Gregorio Marañón, centro creado a mediados de 2022. El también investigador participó en un encuentro en directo con un público joven a través de la plataforma Twitch, disponible en nuestra página web y el canal de Youtube de ScenioTV.
¿Qué es una adicción? ¿Tiene una definición clara y concisa?
La adicción es una enfermedad mental caracteriza por su curso crónico y recurrente. Es para toda la vida. Se fundamenta en una búsqueda de recompensas inmediatas. Los medios más frecuentemente asociados a esa adquisición de sensaciones instantáneas son sustancias como el alcohol, tabaco o drogas ilícitas. Sin embargo, la realidad clínica y social actual nos hace tener que ir más allá, pudiendo llegar a describir conductas y hábitos anómalos que asocian sintomatología similar a las adiciones con sustancia.
Decías que una adicción te va a acompañar toda la vida. ¿No nos podemos recuperar de una adicción?
A día de hoy no existe una cura. Sí es posible la búsqueda de la calidad de vida, del bienestar y de normalizar tu día a día conviviendo con la adicción. Por eso el objetivo es trabajar desde la prevención, que es lo que realmente se ha demostrado que es eficaz. La promoción de la salud, el divulgar, el hablar sobre estos temas y acercar la realidad científica a la realidad social, es algo fundamental.
¿En qué se parecen las adicciones comportamentales de las adicciones con sustancia?
A ambas las define el carácter nocivo para la persona que las sufre. La pérdida de libertad y/o de control, la búsqueda patológica de ese placer a costa de otras muchas esferas de la vida y, al final, el sufrimiento psíquico del ser humano que las padece. Ya sea con sustancia o una conducta que no requiera de ninguna sustancia, como pueda ser la ludopatía, lo importante es la repercusión negativa en la salud mental del sujeto. Secuestra al individuo en torno a esa adicción. No es cuestión de la cantidad (horas, dosis de sustancia), sino de la disrupción y la limitación que produce en todas las esferas. Esa disrupción es lo que marca la diferencia.
Ya sea con sustancia o sin ella, lo importante de la adicción es la repercusión negativa en la salud mental.
¿Hay algo que las diferencie?
Las adicciones sin sustancias quizá no tienen ese impacto tan fisiológico, pero sí psicológico. A nivel fenomenológico, se pueden ver también diferencias. La adicción a sustancias en muchos casos depende del posible acceso a las mismas, a lo que contribuyen factores socio-culturales (normalización, estatus, grupo poblacional..). Consumir alcohol con 12 ó 13 años antes era un tabú. Sin embargo, comportamientos adictivos en relación a los medios tecnológicos no se consideran negativos. Es importante recalcar que en la actualidad los datos y la investigación científica nos muestran más similitudes que diferencias.
¿Hasta qué punto hay predisposición genética a las adicciones o se trata de algo cultural?
Se trata de una interacción entre la naturaleza genética y el contexto y la cultura. La ciencia avanza en concretar ese componente multifactorial, de hallar un porcentaje real de genética, de epigenética y de circunstancias ambientales. Ahora mismo no podríamos precisar tanto. Lo que sí se conoce es la vulnerabilidad en torno a una edad concreta: la adolescencia y la etapa adulta temprana. Hay una predisposición también por factores sociales y por características propias del individuo.
Comentabas la epigénetica como un posible tercer factor.
Sí, también conocemos un tercer factor que es la epigenética. Es decir, el desarrollo de un posible problema puede producir una transmisión genética a los progenitores. Por ejemplo, aunque mi padre y mi madre no sean alcohólicos, si yo desarrollo alcoholismo durante mi vida, podría llegar a transmitirlo en mis genes. Todo esto, que es muy complejo, cuenta cada vez con más evidencia y hace ver que tengamos que buscar más prevenir que intentar curar.
En edad adolescente las señales de alarma son el fracaso escolar y la desmotivación, que la única satisfacción se encuentre en el videojuego o la red social.
¿Cuáles son las adicciones comportamentales más preocupantes entre jóvenes?
En el Centro de Adicciones Comportamentales investigamos acerca de cinco posibles adicciones: el sexo, las compras, el juego patológico, las redes sociales y los videojuegos. Yo concretamente me dedico al ámbito infanto-juvenil y a los adultos jóvenes. Actualmente tenemos una mayor demanda de problemática asociada al uso de los video-juegos. Observamos un porcentaje altísimo de consulta por posible riesgo o problemática. En menor medida, pero también seguido de cerca, está el uso anómalo de las redes sociales o la repercusión que puedan tener en la persona.
¿Qué factores caracterizan a una adicción sin sustancia?
Factores propios del individuo, por ejemplo, las características de una edad en desarrollo como es la adolescencia (inmadurez, dificultad en toma de decisiones, impulsividad, deficientes habilidades sociales). Por otro lado, hay que tener en cuenta las características de los medios tecnológicos. Son generadores de sensaciones muy placenteras, inmediatas y con un fácil y cómodo acceso, desde tu misma habitación obtienes la “recompensa”.
Esto lo encontramos en la exposición a las redes sociales o los juegos de azar, donde todo debe ser rápido para favorecer la impulsividad y la falta de reflexión. Cuanto más rápido e instantáneo es una cosa, más fácil es caer en tendencias, ya que esa intensidad produce una descarga placentera sin esfuerzo.
Si mezclas estas dos esferas, y le añades una falta de supervisión y de actividades saludables que ocupen el tiempo libre el riesgo es evidente.
Sobre los videojuegos, ¿hay juegos más adictivos que otros?
Existen muchos niveles de videojuegos, pero los que más generan conductas adictivas son los competitivos online. La estrategia base del juego no consiste en que se desarrolle una historia o un contenido, sino que tienes que demostrar unas habilidades, ya sea matar a otro o una carrera, en partidas relativamente cortas de 20 a 30 minutos. De forma que al acabar una que te haya ido mal ya comienzas otra de manera inmediata. Hay otro tipo de juegos con un ritmo mucho más pausado, a los que puedes dedicarle muchas más horas. Sin embargo, al fin y al cabo, son las dos caras de una misma moneda a la hora de pasar demasiado tiempo dentro de las pantallas, quitando horas de estudio, por ejemplo.
No es cuestión tampoco de demonizar a los videojuegos ni de eliminarlos de nuestra vida, porque en su justa medida, no son solo divertidos, sino que yo los clasificaría como un arte. La clave está en hacer un poco de todo, tener equilibrio, practicar un deporte, estudiar y luego echar una partidita a Minecraft. No hay que olvidar que la violencia de ciertos videojuegos no se traduce matemáticamente en violencia en los comportamientos, pero puede suponer un refuerzo en la frustración e irritabilidad.
En edad adolescente las señales de alarma son el fracaso escolar y la desmotivación, que la única satisfacción se encuentre en el videojuego o la red social, el aislamiento, las deficientes habilidades sociales, la impulsividad, la tendencia a la inmediatez, los cambios de humor, la irritabilidad, la alteración de biorritmos y la pérdida de autocuidado.
¿Se deberían de regular las redes sociales para que sean menos adictivas?
No tenemos una categoría ni un consenso en torno a lo que es un problema o no en redes sociales. Mucha gente las designa como la nueva forma de contactar, de expresarse, de transmitir un concepto o un contenido. ¿Dónde está el límite? Que no sea nuestro único foco de entretenimiento e interés o una vida única con redes sociales. Ahí es cuando empieza a tener el sentido el buscar ayuda, cuando sufres si no estás en la red social, cuando la red social ocupa gran parte de tu tiempo y cuando no te interesa más allá de lo que es la red social.
Si un adolescente es consciente de que puede tener un problema, ¿qué puede hacer o como puede prevenirlo?
Lo más importante y prioritario es hacer cosas sin el medio tecnológico que nos genere un problema. Por ejemplo, hacer deporte, quedar con amigos sin móvil o ir por la calle, dando un paseo tratando de disfrutar lo que nos rodea es algo fundamental.
Controlar o adecuar estímulos que supongan un problema en torno a la relación con el móvil o los videojuegos también es parte de la mejora. Estamos viendo como práctica eficaz el cuantificar la relación con el medio tecnológico, es decir, analizar e intentar gestionar los estímulos a partir de los cuales el móvil o las redes sociales forman parte de tu vida. Si visualizas el teléfono o lo tienes en tu mano o en tu bolsillo, la posibilidad de acceso es alta. Si limitas esa posibilidad de acceso, metiéndolo en un cajón, sería una forma de empezar a mejorar tu relación con el móvil.
En el caso de los videojuegos es más complejo. Por ejemplo, es esencial huir de lo que es fácil, de estar en tu cuarto y jugar. La habitación tiene que ser un lugar exclusivo para dormir o para hacer tareas que sí que importen. Si tú sabes que el ordenador está en tu cuarto, ahí tienes que pasar menos tiempo.
¿Qué señales de alarma podemos encontrar en nuestro entorno para detectar que una persona sufre de una adicción comportamental?
En edad adolescente las señales de alarma son el fracaso escolar y la desmotivación, que la única satisfacción se encuentre en el videojuego o la red social, el aislamiento, las deficientes habilidades sociales, la impulsividad, la tendencia a la inmediatez, los cambios de humor, la irritabilidad, la alteración de biorritmos y la pérdida de autocuidado.
MenteScopia un proyecto multimedia para divulgar información sobre enfermedades mentales y su prevención. Una apuesta por la educación en salud mental dirigida a la población adolescente y que conciencie a pacientes, familias y otros sectores sociales.
Una iniciativa organizada por PsyNal (Grupo de Psiquiatría Traslacional) y CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental) con la colaboración de FECYT – Ministerio de Ciencia e Innovación.
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