Neuromodulación: modulando nuestro cerebro para tratar la depresión
Más de 350 millones de personas en todo el mundo sufren Trastorno Depresivo Mayor. Una condición que afecta al estado de ánimo en el que sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un largo período de tiempo.
Ahí no acaba la cosa. Diversos estudios, como el elaborado por investigadores del CIBERSAM en 2021, se estima que hasta el 30 por ciento de estas personas sufren de “depresión resistente al tratamiento” (DRT), por el cual el paciente no experimenta suficiente alivio después de la medicación o las sesiones de psicoterapia. Otro trabajo también dirigido por investigadores del centro, asocia la DRT a una peor calidad de vida, mayor comorbilidad, discapacidad social y ocupacional y peores resultados terapéuticos.
De la necesidad de encontrar nuevas vías, surge la neuromodulación, un conjunto de distintos tipos de técnicas y de intervenciones que buscan modificar la función de algunas regiones del cerebro para tratar algunos tipos de patologías. Dentro de este grupo encontramos una de las más efectivas contra esta patología: la estimulación magnética transcraneal.
Estimulación magnética transcraneal: un procedimiento no invasivo contra la depresión
La estimulación magnética transcraneal (EMT) se trata de un procedimiento no invasivo, es decir, que no daña la piel ni penetra físicamente en el cuerpo. Como ya indica su nombre, modula la actividad cerebral estimulando las células nerviosas sobre áreas específicas del cerebro. En concreto, influye en la actividad eléctrica de la corteza prefrontal, una de las áreas implicadas en la depresión.
¿Cómo consigue actuar sobre la actividad cerebral? A través de un dispositivo que produce y aplica un campo magnético mediante una bobina recubierta de plástico que se coloca sobre el cuero cabelludo del paciente. Durante sesiones de varias semanas, esta tecnología aumenta la actividad nerviosa en el área aplicada y ayuda a restablecer la interacción normal entre regiones cerebrales.
Tras someterse al tratamiento, el estado de ánimo del paciente comienza a mejorar con el paso de las semanas, recupera la motivación, su energía y el interés por las actividades con las que solía disfrutar y concilia mejor el sueño. En las personas que consiguen una respuesta positiva, la depresión llegó a desaparecer durante varios meses o incluso años. En caso de que la depresión regresara, la mayoría de las personas mejorarían con un nuevo tratamiento.
Diferencias entre la estimulación magnética transcraneal (EMT) y terapia electroconvulsiva (TEC)
La terapia electroconvulsiva (TEC) nació hace más de ochenta años y cuenta con efectividad para tratar casos de Trastorno Depresivo Mayor. Sin embargo, continúa arrastrando una gran controversia debido a sus efectos secundarios cognitivos y su naturaleza invasiva. Esta técnica consiste en pasar pequeñas corrientes eléctricas a través del cerebro para desencadenar una convulsión breve y, por consiguiente, provocar cambios en la neuroquímica cerebral que pueden revertir los síntomas de algunos trastornos mentales.
A diferencia de la TEC, la EMT puede inducir actividad eléctrica en la corteza cerebral sin causar una convulsión y, además, tampoco requiere de anestesia. Una de las principales ventajas de la EMT es que la energía magnética se puede administrar a regiones cerebrales específicas de manera relativamente controlada. Este proceso reduce drásticamente los efectos secundarios no deseados en comparación con la ECT.
Ya sea la estimulación magnética transcraneal (EMT) o la terapia electroconvulsiva, se recurre a ellas cuando otros tratamientos, como la psicoterapia y la medicación, no consiguieron ser efectivos. Según los estudios publicados hasta ahora, tanto una como otra han mostrado la misma eficacia para la mejoría de pacientes con depresión.
Una técnica con más de dos décadas de recorrido y un futuro por delante
Tras veinticinco años de estudios, los ensayos clínicos muestran que la EMT es una vía segura y efectiva para obtener una mejora gradual de la DRT. Un artículo de 2020, en el que se recopilaron datos de más de cinco mil personas, comprobó que la EMT proporciona beneficios significativos, especialmente en mujeres y pacientes que recibieron un mayor número de pulsos por sesión. Además, no se han identificado consecuencias negativas a largo plazo.
No obstante, aún queda mucho por investigar para comprender todos los mecanismos biológicos implicados y, de esta forma, conseguir formas de individualizar y personalizar el tratamiento según el patrón cerebral de cada paciente. Así como reducir los tiempos del tratamiento, ya que los pacientes deben acudir al centro clínico para someterse a sesiones de 30 minutos, cinco días a la semana y, eso sí, como máximo, durante un mes y medio.
La investigación en neuroimagen ha permitido conocer cómo se conectan las diferentes regiones del cerebro y cómo la desconexión entre ellas está relacionada con la depresión. Hasta hace unas décadas, su localización sólo era posible mediante técnicas histológicas post mortem, pero gracias a los avances en las técnicas de imagen cerebral ahora es posible cartografiarla in vivo mediante una técnica de resonancia magnética. Cuanto mayor y precisa sea la investigación, mejores serán los avances que nos acerquen a entender mejor la depresión y a optimizar la personalización de la EMT en cada paciente.
Para indagar aún más sobre las distintas técnicas de neuromodulación, recomendamos la entrevista a la investigadora Pino Alonso en nuestro podcast.
Bibliografia:
Repetitive transcranial magnetic stimulation for treatment resistant depression: Re-establishing connections
MenteScopia un proyecto multimedia para divulgar información sobre enfermedades mentales y su prevención. Una apuesta por la educación en salud mental dirigida a la población adolescente y que conciencie a pacientes, familias y otros sectores sociales.
Una iniciativa organizada por PsyNal (Grupo de Psiquiatría Traslacional) y CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental) con la colaboración de FECYT – Ministerio de Ciencia e Innovación.
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