TLP: Trastorno Límite de la Personalidad. Entrevista con el doctor José Luis Carrasco
versamos con Jose Luis Carrasco, catedrático de psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid y jefe de la Unidad de Trastorno de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos. Además, es investigador principal del grupo de trastornos del comportamiento a la personalidad del CIBERSAM y fue presidente fundador de la sociedad española para el estudio de este tipo de trastornos. Su inquietud desde su época de estudiante necesitaba retos, lo que le llevó a decantarse para su tesis doctoral por algo que por entonces no estaba muy bien estudiado: las bases biológicas de los trastornos de la personalidad.
¿Cómo podríamos explicar en qué consiste el TLP?
Es necesario aclarar que el término “límite” se debe a una traducción del borderline del inglés norteamericano, no porque sea “lo más límite de lo peor”.
El TLP consiste en un trastorno de las emociones y del control de los impulsos. Las emociones son muy intensas y funcionan en picos muy súbitos y muy repetidos, generalmente hacia abajo, hundiendo el estado de ánimo. Por su parte, la impulsividad se traduce en conductas de tipo agresivo y autodestructivo, como pueden ser las autolesiones, intentos de suicidio o también en forma de consumo impulsivo de drogas.
¿Cuándo comienzan a manifestarse estos síntomas?
Suele ocurrir en la adolescencia o después de la adolescencia, aunque a veces se manifiesta más tarde. Debajo del trastorno surge una alteración de la identidad. El individuo que lo padece está bastante perdido, no sabe hacia dónde ir, qué ser, se siente maltratado y presionado por el entorno que no lo comprende y un alto riesgo de caer en el mundo de las drogas o en intentos de suicidio.
¿Cuál es la prevalencia de la población?
La prevalencia del trastorno límite de la personalidad en grado clínico, que necesita tratamiento, andaría alrededor de un 2,5% de la población.
¿Por qué un adolescente debería conocer este tipo de trastorno?
En muchas ocasiones van a sentir síntomas parecidos que pueden tener todos los adolescentes y que no son nada graves en principio. Por ejemplo, la sensación de que se desbordan emocionalmente con ira, sufrimiento interior e irritación. También se pueden sentir incomprendidos y no encajar en su entorno. Incluso pueden encontrar problemas de identidad muy difusos al no entender cómo son, a dónde quieren ir o lo que quieren hacer.
Sin embargo, si todo esto estropea las relaciones con los demás, afecta a su rendimiento académico o produce mucho dolor en la familia, se debe consultar. Cuando se busque ayuda y se empiece a hablar de ello, la solución puede ser muy buena. El diagnóstico temprano es muy importante, ya que algo que parece muy doloroso y muy difícil de arreglarse, se puede “recolocar” y permitir que la personalidad se desarrolle.
La prevalencia del trastorno límite de la personalidad en grado clínico, que necesita tratamiento, andaría alrededor de un 2,5% de la población.
¿Dónde está la línea para distinguir a una persona con TLP de una persona que simplemente tenga esos rasgos?
El trastorno límite de la personalidad está basado en muchos elementos emocionales que todos los seres humanos tenemos. El límite se alcanza cuando la explosión o inestabilidad emocional, lo que llamamos la desregulación de las emociones y la falta de control de impulsos, conduce a un bloqueo del crecimiento vital. Sus emociones están desbordadas y su impulsividad está muy poco frenada o contenida.
Para que haya un trastorno de la personalidad, se tienen que dar varios elementos que hagan que al final todo se desborde. Esto es, cuando el individuo no puede tener amigos estables, no puede seguir con su curso escolar, en casa tiene problemas muy graves o cae en el mundo de las drogas.
Hay que señalar que la persona que sufre de TLP no tiene delirios, no pierde el juicio de la realidad como le sucede al paciente psicótico. Puede interpretarla a veces de forma un poco distorsionada y en ocasiones se toma las cosas de una manera demasiado egocéntrica o sensible, pero no pierde nunca el juicio.
¿Cómo se diferencia el de un TLP de otros trastornos?
El TLP tiene episodios de crisis emocionales siempre en relación con algún pequeño acontecimiento interpersonal y por cosas bastante nimias que frustran mucho y que se reciben de forma muy desproporcionada. Puede ser por recibir alguna negativa, alguna sugerencia o consejo que ha sonado a reproche o que le ha dolido. Por lo general, las respuestas suelen expresarse con agresividad verbal, golpes en las paredes y hacia objetos o, muy típico en el TLP, con autolesiones.
Las crisis emocionales en otros trastornos como el trastorno bipolar suelen ser explosiones por irritabilidad, porque no salen las cosas bien o porque el paciente no puede más, y en la esquizofrenia pueden producirse por episodios delirantes o unas voces que le agitan.
¿Qué señales de alarma podemos encontrar?
Una podría ser cuando cualquier persona joven de nuestro alrededor comienza a sentirse apartada o más extrañada en las relaciones, menos auténtica, más metida en sus cosas y que parece disfrutar menos. Otra es cuando el compañero parece especialmente irritable, se enfada por todo, se molesta por muchas cosas o está perdiendo el sentido del humor.
Por supuesto, también si vemos algún tipo de autolesión o cortes, que pueda estar consumiendo de forma demasiado impulsiva alcohol o algún otro tipo de droga como el cannabis. Por ultimo, la expresión de ideas oscuras, comentarios acerca de la tristeza o del suicidio.
¿A dónde debe acudir un adolescente que sospeche?
Hay que acudir a un psicólogo clínico o a un psiquiatra y expresar estos sentimientos. Lo importante es comentarlo y abrirse con alguien. Se debe acudir también a la familia, a no ser que exista un enfrentamiento y una incomunicación familiar. Dentro del ámbito escolar, puede encontrar apoyo en sus compañeros o en el psicólogo del centro.
Al paciente con posible TLP le resulta muy difícil y, a veces vergonzoso, contar lo que le pasa, porque se siente incomprendido. Pero hay que hablarlo con alguien, para que le quite hierro, le aporte tranquilidad, entienda por qué se siente así y cómo puede ir mejorando la situación.
Al paciente con posible TLP le resulta muy difícil y, a veces vergonzoso, contar lo que le pasa, porque se siente incomprendido.
¿Qué ocurre cuando no se trata un caso de TLP?
Lo habitual es que tienda a empeorar. Si el trastorno que está apareciendo en ese momento no se trata, produce una falta de consolidación y crecimiento de la personalidad del adolescente. La adolescencia ya de por sí es revuelta, contradictoria y muy dispersa, pero con el tiempo uno va saliendo adelante.
Por tanto, sin tratamiento, comienza a desarrollarse un verdadero trastorno límite de la personalidad con toda la sintomatología de inestabilidad emocional, impulsividad, intentos de suicidio, riesgo de acabar en el mundo de las drogas, fracaso escolar, académico o professional. Esto llevaría a requerir a un tratamiento más intenso. Con tratamiento, todo esto se puede prevenir.
El estigma y los mitos no ayudan en estos casos
Sin duda ninguna. El TLP tiene detrás un gran estigma porque su problema principal es de identidad y de autoimagen. Ahí en algún momento del desarrollo temprano se ha producido una cierta fragilidad y aparece la sensación de que uno no es del todo válido. Comunicarlo se le hace todavía más difícil y siente vergüenza de tener esos síntomas. De tal manera que el bullying o el acoso en chicas y chicos con vulnerabilidad al TLP es peor todavía porque confirman estos temores.
El estigma es muy potente y por eso es importante abrir puertas lo más rápido posible. El colegio, las amistades y la familia tienen que estar muy atentos, para así hacerle ver cuanto antes que los sentimientos y las debilidades son una riqueza del ser humano y con lo que vamos forjando luego una gran persona. No somos máquinas que debamos ser perfectas y la perfección no reside en ser personas duras.
¿Cómo de importante es el factor ambiental en el caso de este trastorno?
El desencadenante ambiental es fundamental, más que en otros trastornos psiquiátricos. El ambiente familiar y los apegos de los primeros años de vida son muy importantes. Ahí se forma es una red biológica en las áreas límbicas y prefrontales.
Por otro lado, existe una vulnerabilidad biológica que, incluso ante los mismos acontecimientos durante la infancia y la adolescencia, puede llevar al desarrollo de un trastorno de personalidad en algunas personas pero no en otras. No obstante, no se hereda el TLP sino componentes como la impulsividad, la sensibilidad emocional o la hipersensibilidad al rechazo.
Con esa predisposición biológica, si se van sumando traumas, decepciones, incomprensión, consumo de cannabis… se puede formar el caldo perfecto para el trastorno. Por ello, para el adolescente es vital integrarse en el centro escolar, encajar entre las personas de su alrededor, encontrar buenos amigos, tener una familia comunicativa y comprensiva con las emociones…
¿Qué tipo de tratamientos encontramos?
Existen psicoterapias específicas y fundamentales para el trastorno límite de la personalidad, cada vez más desarrolladas. Por ejemplo, con la terapia dialéctico-conductual permite al adolescente conocer sus emociones y aprender a convivir con ellas, a regularlas y a manejarlas con el objetivo de disminuir las emociones negativas.
Hay otras terapias basadas en la búsqueda de acontecimientos que hayan acumulado daño, que está sin digerir y escondido por la propia vergüenza y el propio estigma que se siente por ello. También encontramos terapias de tipo introspectivo y otra para aprender a pensar de manera menos impulsiva y más reflexiva.
Por lo general, el tratamiento siempre tiene que incluir lo que ocurre a nivel interpersonal y, por supuesto, se sale adelante.
Si el TLP no se trata, lo habitual es que tienda a empeorar.
¿Cómo ayuda la investigación científica al TLP?
La investigación es primordial en toda la salud mental. Más aún en el trastorno límite de la personalidad. Aún tenemos que establecer los diferentes tipos de TLP que podrían existir y luego encontrar endofenotipos, es decir, bases biológicas para cada una de las dimensiones para poderlas tratar.
¿Y hacia dónde va el futuro de la investigación?
El futuro va hacia que el TLP deje de ser un diagnóstico global y pase a ser dividido en diferentes diagnósticos más precisos según su inestabilidad emocional, de impulsividad o de la identidad. Hay que definir mejor el constructo de TLP y probablemente dividirlo en dos o tres trastornos relacionados, pero diferentes. También se trabaja para encontrar tratamientos nuevos y conocer mucho más las bases biológicas de los afectos, de la relación interpersonal y del acercamiento o del miedo a otras personas.
¿Qué avance notable o destacable podríamos destacar desde el campo de la investigación?
En los últimos años hemos comprobado que las áreas de conexión prefrontales, con el sistema límbico, presentan ciertas características que dificultan el control de los impulsos, la interpretación serena de las cosas y aumentan la sensibilidad a los ataques del entorno. Con esto hemos dejado de culpar a la persona con trastorno de la personalidad y que esta deje de esconderse. Transmitir eso a los familiares y a la sociedad es fundamental.
¿Algún mensaje que te gustaría que calase en la sociedad sobre el TLP?
No es cierto que el TLP sea para toda la vida. No es una forma de ser, ni un tipo de personalidad, sino un trastorno de la personalidad. Cuando alguien supera el TLP, puede llegar a ser desde un líder hasta una persona tranquila, es decir, lo que quiera ser.
MenteScopia un proyecto multimedia para divulgar información sobre enfermedades mentales y su prevención. Una apuesta por la educación en salud mental dirigida a la población adolescente y que conciencie a pacientes, familias y otros sectores sociales.
Una iniciativa organizada por PsyNal (Grupo de Psiquiatría Traslacional) y CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental) con la colaboración de FECYT – Ministerio de Ciencia e Innovación.
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